La lactosa es un azúcar presente en la leche de vaca en una proporción que varía del 2 al 8 por ciento, que los gatos no pueden procesar y eliminar correctamente, por lo que puede permanecer en el tracto digestivo y seguir causando problemas gastrointestinales horas después de consumir los lácteos.
Se trata de un tipo de carbohidrato formado por otros dos azúcares, galactosa y glucosa, que el organismo debería poder descomponer para poder digerirla adecuadamente. Los gatitos lo hacen mejor porque están en periodo de amamantarse, aunque no se recomienda darles leche de vaca tampoco para evitar deficiencias y por el alto contenido en lactosa para ellos. Al crecer, los gatitos tienen incapacidad de separar la lactosa en sus partes digeribles.
La intolerancia a la lactosa, un problema digestivo
No es una alergia sino un problema digestivo, en el que el sistema inmunológico no interviene. Es decir, el sistema inmunológico del cuerpo no identifica erróneamente una sustancia benigna como un intruso y la ataca, provocando distintos síntomas, como ocurre en las alergias.
El problema digestivo lo produce la lactosa cuando pasa a través del tracto intestinal sin descomponerse, atrae agua adicional hacia los intestinos, donde las bacterias que se encuentran en éste obtienen acceso a la lactosa no digérida y la fermentan. El resultado son gases, vómitos o diarrea, que suelen aparecer en un plazo de 8 a 12 horas. Es decir, al no poderse procesar la lactosa ni eliminar correctamente, este azúcar puede permanecer en el tracto digestivo y seguir causando problemas gastrointestinales mucho después de consumir los lácteos.
¿Entonces, qué pasa si a mi gato le encantan los lácteos, incluso una cucharada de leche o crema del tamaño de una golosina le puede provoca malestar estomacal? En efecto, y es bastante normal si tenemos en cuenta la elevada proporción de lactosa que contiene la leche, así como la diferente sensibilidad a la misma en cada animal, siempre dentro de un problema experimentado por los gatos en general para digerirla.
Solo como premio o nada
Por lo tanto, la mayoría de los gatos adultos tienen problemas para digerir los productos lácteos porque carecen de la capacidad de descomponer la lactosa, el azúcar que se encuentra en la leche. ¿Qué cantidad puedes darle? Poca, un gesto simbólico, o mejor nada. No es recomendable especialmente para gatos ancianos, gatitos y animales enfermos, por ejemplo, puede empeorar mucho enfermedades intestinales o provocar una deshidratación a consecuencia de las diarreas que ponga en peligro su vida.
En el estudio (1) se señala que, teniendo en cuenta la sensibilidad individual, pero sin individualizar, porque cada gato es un mundo, 85 ml pueden considerarse como la ingesta diaria máxima que no provoca diarrea mediada por la lactosa. No olvidemos que el pienso y alimento húmedo o golosinas pueden contener también lactosa por lo que darles una porción mínima es siempre más seguro o, aún mejor, no darles.
«Esta cantidad debe combinarse con una dieta base que sea nutricionalmente completa. Para un gato de 4 kg, la comida comercial y 85 ml de leche, que aportan el 77 y el 23% de su requerimiento calórico diario, forman una ración adecuada», señala el estudio. Es decir, ningún gato puede alimentarse bien solo con leche. Si queremos añadirla como complemento o premio, primero asegurémonos de que no le provoca alergias ni intolerancias.Mejor aún, omita los lácteos por completo.
Como conclusión, tengamos claro que no hay necesidad de productos lácteos en la dieta de su gato, y lo que necesita para estar bien cuidado es una dieta equilibrada adaptada a sus circunstancias y una hidratación con mucha agua fresca, no leche.
Referencias bibliográficas:
(1) ResearchGate. Leche para gatos. Antón Beynen. (2017)
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Imagen: Arman Zhenikeyev.
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