La dosis general recomendada de taurina está en torno a los 150 a 200 mg diarios, aunque la dosis terapéutica es superior, y será el veterinario quien la indique en función de cada caso. Por ejemplo, de forma hipotética, si hay carencia, el veterinario podría decidir administrarla en forma de suplemento a razón de 500 mg al día en dos tomas de 250 mg, durante un mes.
El alimento seco industrial para gatos debe contener al menos 1.000 mg por kilogramo, y alrededor de 1.700 a 2.000 en comida húmeda (4). Una ración diaria de unos 50-60 gramos de pienso para gato debe tener al menos 0,05 gramos (50 milígramos) de taurina.
De este modo, al cumplirse estas proporciones, si nuestro gato come la cantidad diaria recomendada de un alimento completo obtendrá también la dosis de taurina que precisa. En el caso de la comida comercial, gracias a su enriquecimiento con taurina, pues la cocción la degrada y se hace necesario añadirla posteriormente.
La tasa de proteínas, por otra parte, no debe ser inferior al 28 por ciento ni sobrepasar el 35 por ciento en caso de un gato adulto, y entre el 35 por ciento y el 40 por ciento en gatitos. Además, en ningún caso alimentemos a los gatos con pienso de perros, pues tendremos deficiencia de taurina, entre otros desequilibrios.
Si fuese necesario podemos complementar la dieta con carne, pescado y vísceras, especialmente ricas en taurina, sin olvidar que el calor la destruye. Si bien cocinar los alimentos es importante para evitar problemas de parásitos y demás cuestiones de seguridad alimentaria, cocer durante unos pocos minutos puede conservar la suficiente taurina como para satisfacer sobradamente sus necesidades.
El horneado no excesivo también es una buena opción. Para hacernos una idea, el muslo de pollo crudo contiene en torno a 337 mg de taurina, como puede vese en la tabla, reduciéndose en más de un 75 por ciento si lo hervimos (82) pero solo un 30 por ciento si se hornea, conservando poco menos de 330 mg. Igualmente, congelar los alimentos y picarlos influye en los valores finales, si bien se supone (no hay estudios al respecto) que no lo hace en la misma medida que el calor.
Básicamente, si varios días a la semana damos a nuestro gato un poco de carne o pescado horneado o cocido unos pocos minutos como complemento a una dieta algo pobre en taurina, pongamos por caso, será fácil llegar a unos niveles saludables.
Referencias bibliográficas:
(1) Chetboul V, Biourge V. Acquired cardiovascular diseases in cats: nutritional modulation. In: Royal Canin Encyclopaedia of feline clinical nutrition. Aimarges, France Aniwa SAS 2009;Ch9;323-354. (2) Lawler DF, Templeton AJ, Monti KL. Evidence for genetic involvement in feline dilated cardiomyopathy. J Vet Int Med 1993;7:383. (3) Pacioretty L, Hickman MA, Morris JG, et al. Kinetics of taurine depletion and repletion in plasma, serum, whole blood and skeletal muscle in cats. Amino Acids 2001;21:417-427. (4) National Research Council of the National Academies. Nutrient requirements of dogs and cats. The National Academies Press, Washington D.C.; 2006;112-120.
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