El gato utiliza más taurina que otros animales y además no la sintetiza lo necesario. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que la toman bien de forma natural, a través de la carne, alimentación elaborada, o bien con suplementos, pues se trata de un nutriente esencial para el gato.
También es importante conocer los síntomas de su carencia para poder reaccionar a tiempo acudiendo al veterinario si sospechamos que algo pudiera andar mal. Tengamos en cuenta que, aun tomándola pueden darse problemas de absorción e igualmente tener carencias.
Las carencias se traducen en problemas serios, pues la taurina interviene en numerosas funciones vitales:
- metabolismo (ácidos biliares)
- en la vista (retina, pudiendo llegar a la ceguera)
- aparato circulatorio (corazón, coagulación y protección de vasos sanguíneos)
- sistema nervioso
- aparato reproductor (reproducción y desarrollo del feto)
- sistema inmunitario
- protección de las células (actúa como antioxidante)
En resumen, podemos afirmar que la taurina es esencial para la visión de los gatos, y también que se utiliza para las funciones vitales apuntadas, además de ser clave para la salud del corazón y la formación de proteínas, así como para una adecuada digestión.
En concreto, además la taurina interviene en la formación de bilis, por lo que la precisa para digerir los alimentos y, curiosamente, su nombre proviene de Bos Taurus, en referencia a la bilis de toro, ya que fue a partir de ésta como se logró aislar por primera vez en laboratorio.
Las gatas embarazadas que no reciben suficiente taurina también tienen más posibilidades de abortar o tener una camada pequeña y, los que tengan, serán de bajo peso y podrían tener defectos de nacimiento. Los gatitos pude tener bajo peso o nacer con anomalías y si falta durante su crecimiento éste se retrasará, así como su desarrollo.
Estos roles nos ayudan a comprender los efectos de una posible carencia, poco frecuente si toma alimentos comerciales de calidad o comida casera que tenga en cuenta esta necesidad. No en vano, la taurina es un elemento esencial de la alimentación felina (1), y sus carencias acaban pasando factura.
Como consejo general, la dieta ha de contar con alrededor de un 30 por ciento de proteínas para obtener suficiente taurina, si bien la proporción de la misma depende del tipo de carne o pescado de que se trate. Por contra, puede sospecharse de su deficiencia cuando:
- El gato se alimenta con comida casera no supervisada.
- Se le da una dieta vegetariana no suplementada.
- Se le dan alimentos comerciales de mala calidad.
Eso sí, ojo con sacar conclusiones observando a varios gatos, puesto que no todos reaccionan igual a la carencia de taurina. Estudios (2) han observado que algunos gatos no desarrollan insuficiencias cardíacas en situaciones de carencia de taurina. Igualmente, los signos clínicos que denotan deficiencia se desarrollan con lentitud, por lo que cuando aparecen el animal lleva un tiempo padeciéndola.
Sabremos si realmente tiene esta deficiencia de forma segura con un análisis de sangre que determine la concentración sanguínea de taurina. Solo así podrá establecerse un diagnóstico definitivo. Un gato sano tendrá una dosis superior a los 250 nmol/mL o nanomoles por mililitro (3).
Aun así, como hemos apuntado, habrá pasado un tiempo desde que se puedan detectar síntomas, desde unos meses a uno o dos años. Además, tengamos en cuenta que si no recibe la suficiente taurina durante un tiempo que será similar al apuntado puede desarrollar una degeneración retiniana que acabe dejándolo ciego. Igualmente, sus músculos del corazón se debilitarán y pueden fallar.
En el gato casero o gatos libres cuidados se observa a simple vista una degradación en la retina o insuficiencia cardiaca (cardiomiopatía dilatada o dilatación del corazón) que puede mejorar si se añade taurina a la dieta, en un primer periodo de forma suplementaria. De hecho, si se detecta a tiempo muchos problemas pueden ser reversibles con una suplementación dietética, pero otro no. Por ejemplo, la degeneración de la retina no es recuperable, si bien puede frenarse su avance.
Referencias bibliográficas:
(1) Chetboul V, Biourge V. Acquired cardiovascular diseases in cats: nutritional modulation. In: Royal Canin Encyclopaedia of feline clinical nutrition. Aimarges, France Aniwa SAS 2009;Ch9;323-354. (2) Lawler DF, Templeton AJ, Monti KL. Evidence for genetic involvement in feline dilated cardiomyopathy. J Vet Int Med 1993;7:383. (3) Pacioretty L, Hickman MA, Morris JG, et al. Kinetics of taurine depletion and repletion in plasma, serum, whole blood and skeletal muscle in cats. Amino Acids 2001;21:417-427. (4) National Research Council of the National Academies. Nutrient requirements of dogs and cats. The National Academies Press, Washington D.C.; 2006;112-120.
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Imagen: Artem Stepanov.
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